El trabajo en el campo puede ser muy duro pero tiene sus compensaciones. Como poder dar un paseito a caballo al caer la tarde. Y si hablamos de una hacienda en Brasil, el mejor regalo para acabar el día es tener un pedazo de culo juguetón como el de Paula para acabar el día montándolo en el establo.
A aquellas horas de la noche y en aquella parte de la ciudad no va uno a pasear precisamente, sino en busca de alguna chica de mala vida de las que no suelen llevar braguitas y a cambio de dinero son de lo más complacientes y serviciales. No tardó en encontrarla en aquellás sórdidas calles, dando vueltas por la acera alrededor de una farola. Alektra se subió enseguida a la furgoneta y empezó pronto a ponerse más que cariñosa y ofreciéndole el completo servicio de todos sus agujeritos.